Con motivo del Día Internacional de la Mujer el pasado 8 de marzo, desde Energía Local queremos recalcar el papel de las empresas en la lucha hacia una sociedad más igualitaria y justa.
La igualdad de género no solo es un derecho humano fundamental, sino que es uno de los fundamentos esenciales para construir un mundo pacífico, próspero y sostenible. Así la define las Naciones Unidas y se materializa con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 5: Igualdad de Género.
A pesar de los avances conseguidos en las últimas décadas, el planeta está lejos de alcanzar la igualdad de género antes de 2030.
El mundo laboral es un ámbito más en el que la desigualdad se pone de manifiesto con fenómenos como el techo de cristal o el suelo pegajoso, entre otros.
En este artículo, desde Energía Local queremos poner énfasis en el rol de las organizaciones a la hora de frenar dicha desigualdad, así como de la necesidad de disponer de políticas DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión) para hacer de la organización una entidad rentable y sostenible en el futuro.
La igualdad de género en el entorno laboral
La igualdad de género en el ámbito de trabajo hace referencia a la igualdad de trato y acceso de los trabajadores y las trabajadoras a las oportunidades laborales y ascensos para desarrollar su potencial, incluyendo la participación empresarial, las condiciones económicas, los beneficios sociales y la toma de decisiones.
Según la Real Academia Española (RAE), la igualdad de género es la existencia de una igualdad de oportunidades y de derechos entre las mujeres y los hombres. De esta manera, el lugar de trabajo debe garantizar la posibilidad de realizar los objetivos que se deseen y valorar por igual las actitudes y necesidades con independencia del género.
Por lo tanto, la igualdad de género laboral puede verse reflejada en las condiciones igualitarias en la contratación, la promoción o los planes de formación.
Cabe destacar que, acorde a datos de las Naciones Unidas, las mujeres ganan un 23% menos de media que los hombres en el mercado laboral mundial y dedican el triple de horas que los hombres al trabajo doméstico y los cuidados no remunerados. Además, según datos del INE, en 2022 en España solo un 0,4% de mujeres eran directoras de empresas medianas o grandes, en comparación con el doble, en el caso de los hombres.
Fomentar un entorno equitativo es fundamental a la hora de comprometerse como una organización responsable y concienciada, además de velar por el bienestar de todas las personas trabajadoras.
Aspectos que afectan a la igualdad de género
A la hora de construir un entorno laboral más equitativo e igualitario es necesario realizar un diagnóstico interno para saber en qué situación se encuentra la compañía y cuál es el margen de mejora. Es en este momento en el que muchas empresas encuentran barreras que frenan la igualdad de género en sus equipos. Algunos ejemplos son:
- Techo de cristal: Desafortunadamente, es común encontrar una falta de representación de mujeres en posiciones de liderazgo y toma de decisiones, así como una nula paridad en los Consejos de dirección, administración, etc. Este fenómeno, que recibe el nombre de techo de cristal, muestra las dificultades de las mujeres para acceder a determinados puestos de poder, a pesar de contar con más formación que los hombres.
- Brecha salarial: Persisten desigualdades en los salarios entre hombres y mujeres, incluso en roles similares.
- Sesgos poco conscientes: Muchas decisiones laborales se ven influenciadas por prejuicios implícitos, por ejemplo, en los procesos de contratación
- Suelo pegajoso: Este otro concepto consiste en la situación de muchas mujeres que se encuentran en puestos de trabajo imprescindibles, pero muy poco remunerados. Se trata de trabajos difíciles, rutinarios o agotadores, que permiten que la sociedad funcione, en un entorno de economía sumergida, y que están ocupados únicamente por mujeres a las que no se les permite una proyección mayor.
La importancia de la diversidad e inclusión en las organizaciones
De la misma manera que es fundamental construir entornos laborales cada vez más igualitarios y equitativos en clave de género, es necesario una cultura laboral que de espacio a todas las personas trabajadoras abrazando su diversidad, sin añadir prejuicios que frenen su inclusión y bienestar.
Adoptar la diversidad e inclusión en el lugar de trabajo genera una cultura más colaborativa y creativa, que no solo beneficia a las personas trabajadoras, sino que impulsa la innovación, la competitividad y la toma de decisiones dentro del negocio.
Este año son muchas las organizaciones que deberán afrontar retos como la gestión del talento de hasta cinco generaciones diferentes. Para ello, es necesario contar con políticas DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión) que respeten, motiven y animen a las personas trabajadoras a dar lo mejor de ellos mismos/as, así como a contribuir a un mejor desempeño global.
Algunos ejemplos de medidas en favor a la diversidad y la inclusión son los procesos de selección anónimos para evitar sesgos o la reconfiguración del código ético y el manual de las personas trabajadoras teniendo en cuenta a todos los colectivos.
La RSC como motor de igualdad
La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) se ha convertido en una herramienta vinculante para promover la igualdad de género y trasladar a las empresas la responsabilidad de liderar con el ejemplo, integrando objetivos sociales y ambientales en sus estrategias de negocio.
Esta permite alinear el posicionamiento de la compañía con su comportamiento, y basar sus acciones en hacer y no únicamente decir. Todo ello conlleva beneficios tanto tangibles como intangibles para la propia empresa. Algunos ejemplos son una imagen y reputación más sólida, la atracción y retención del talento o las nuevas oportunidades de mercado.
Planes de igualdad: cumplimiento de la normativa legal
Los planes de igualdad son herramientas para impulsar la igualdad de oportunidades y equidad en el trato a todas las personas trabajadoras en el ámbito laboral. Pretenden eliminar cualquier tipo de discriminación y garantizar la equidad en asuntos como la formación, las condiciones de trabajo, la promoción, etc.
De acuerdo con el RDL 6/2019, todas las empresas públicas y privadas con una plantilla de 50 o más personas trabajadoras están obligadas a implementar un Plan de Igualdad en su cultura organizacional. También es un requisito obligatorio para aquellas en las que así lo establezca su convenio colectivo.
Cabe destacar que el contenido de los planes de igualdad debe ser accesible para todo el público y su vigencia se marca en un plazo de 4 años. Además, para su elaboración deben participar la Comisión Negociadora del Plan de Igualdad y la Comisión de Seguimiento.
Gestiona la ética laboral con Energía Local
Como consultores energéticos y de sostenibilidad, uno de nuestros principales servicios es brindar asesoramiento a las organizaciones en la gestión del bienestar y trato de sus personas trabajadoras.
Por ello, acompañamos a las empresas durante todas sus etapas de elaboración de planes de igualdad. Desde la constitución de la Comisión Negociadora del Plan al diagnóstico de la situación actual en las diferentes áreas de negocio. Evaluamos las necesidades particulares de cada empresa y colaboramos estrechamente con los equipos de recursos humanos y liderazgo.
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